La empresa fue fundada en 1981 por Gigi Manenti y Cristina Sala en las colinas de Sostegno. Éstas, enmarcadas por bosques y viñedos, siempre han sido idóneas para la producción de una gran variedad de frutas y hortalizas.
Las raíces de la empresa se encuentran en los conocimientos transmitidos por el abuelo y el padre de Gigi, aparcero el primero y agricultor el segundo. Pero fue la atenta reflexión y el ferviente debate de los años setenta, en torno a las cuestiones de la producción ecológica y respetuosa con el medio ambiente, lo que impulsó a Gigi y Cristina a un objetivo preciso: abrir una explotación para producir hortalizas y frutas para el mercado, es decir, para todos, sin utilizar productos químicos.
Así, a lo largo de los años han desarrollado un método de cultivo que les permite salvaguardar aquellos factores que operan espontáneamente en los entornos no cultivados, responsables del crecimiento fuerte y exuberante de las plantas silvestres; desde hace 28 años no utilizan abonos (ni químicos ni orgánicos).
Se han inspirado en los procesos que tienen lugar de forma natural en los bosques y prados no cultivados que rodean sus campos, pero su método está consolidado por los recientes avances científicos en el campo microbiológico, tanto a nivel teórico como a partir de estudios realizados específicamente en sus suelos.
Los resultados son una productividad elevada y constante a lo largo del tiempo y una notable mejora de las cualidades organolépticas, en comparación con la agricultura biológica tradicional, de la que sin embargo forman parte (certificación ICEA, op. controlada I148).
En los últimos años, con el traspaso de la empresa a sus hijas Marta y Chiara, han creado un pequeño taller de transformación en el que elaboran conservas, mermeladas y zumos de fruta exclusivamente a partir de sus propias materias primas, incluidas variedades antiguas de manzanas.
Además, con la idea de hacer llegar su mensaje al mayor número de personas posible, se han convertido en una granja educativa: para que la gente sepa que sí es posible producir, y en grandes cantidades, alimentos buenos, limpios y justos.
